“Gaviota” y yo
Mi compañera de dos ruedas
Gratos momentos en La Punta con “Gaviota”, aquí está también tomando sol en Cantolao. Recuerdo cuando la mandé a fabricar en el Jiron Luna Pizarro en La Victoria; había deseado tener el mismo modelo de bicicleta que mi hermana mayor tenía cuando era niña.
Además, quería que sea pequeña para que mis pies tocaran el suelo, pues luego de una sacada de mugre con una Monark gigante en plena Avenida Salaverry, que me dejó como una semana inmovilizada, dije ¡quiero una bici hecha a mi medida!.
Ella me acompañó desde el 2020. Recorríamos la Costa Verde desde Magdalena hasta Chorrillos y de ahí hasta La Perla, pues en ese momento aún no habían ampliado la ciclovia hasta el Callao. Mirando siempre al horizonte, veía a lo lejos "La Punta" con un destello que cegaba y me decía algún día viviré ahí.
Se fue conmigo a mi paraíso y luego de dos años y nueve meses de haber compartido juntas, ya no la podía manejar más, me dolían las rodillas, pues era muy pequeña para mí, intenté subirle el asiento, pero no había mucha diferencia, entendí que tenía que dejarla ir.
Se la regalé a mi sobrina, por lo que está en buenas manos. Así fue como tuve que desprenderme de Gaviota.
La Punta es un lugar paradisíaco, apacible y realmente muy cómodo para lo que fui a realizar ahí; y como si la vida me hablara, me impulsó a cambiar de rumbo nuevamente, así que también dejé La Punta.